Cuando el ejército norteamericano, comandado por el General Winfield Scott, iniciaba su ataque sobre el Castillo de Chapultepéc el 13 de Septiembre de 1847, el General Monterde ordenó a los cadetes que abandonaran el Castillo, sede del Colegio Militar, y que se reintegraran con sus familias. Sin embargo, los cadetes rehusaron a abandonar el Castillo, concientes de que su decisión podría costarles sus vidas.La batalla en Chapultepéc comenzó con un intenso bombardeo de artillería, ocasionando graves estragos al edificio y a la infantería que lo defendía, que poco pudo hacer ante el alcance de los cañones. A las nueve de la mañana, los norteamericanos lanzaron sobre el bosque de Chapultepéc tres columnas de asalto, con fuertes descargas de rifle sobre los parapetos del bosque, donde los escasos soldados mexicanos respondieron con su fusilería a los gritos de ¡Viva México!La defensa de Chapultepéc estuvo el mando del general Nicolás Bravo, quien disponía de 200 cadetes del Colegio Militar y 632 soldados del Batallón de San Blas, al mando del teniente coronel Felipe Santiago Xicoténcatl, además, Antonio López de Santa Anna llevó al pie del cerro a 450 hombres. Derrotado el batallón de San Blas, los norteamericanos atacaron por el poniente y el sur del Colegio Militar. El enemigo subió por la rampa y las laderas del monte, abriendo fuego sobre los alumnos del Colegio Militar, quienes ante la sorpresa de los invasores, pudieron contener su avance por varias horas. Más tarde, las divisiones de Quitman y Pillow, tras escalar el Castillo, penetraron en el inmueble. Los alumnos se defendían desesperadamente, peleando cuerpo a cuerpo. Ante la amenaza inminente de la toma del Castillo, el cadete Juan Escutia (1827 - 47) quien se desempeñaba como vigilante en el Mirador del Castillo, tomó la Bandera Nacional para impedir que el enemigo se apoderase de ella, recibiendo en la acción un balazo. Escutia trepó al parapeto del Castillo y se lanzó al vacío envuelto en la bandera, sufriendo mas de veinte balazos, cayendo muerto cerca del sitio en donde se levantó el primer monumento a los Niños Héroes. Murieron defendiendo el Colegio Militar los alumnos: teniente Juan de la Barrera, y los subtenientes Francisco Márquez, Fernando Montes de Oca, Agustín Melgar, Vicente Suárez y Juan Escutia. Los siguientes alumnos fueron heridos: subteniente Pablo Banuet y los alumnos de fila Andrés Mellado, Hilario Pérez de León y Agustín Romero. Quedaron prisioneros con el general Monterde, director del Colegio, los capitanes Francisco Jiménez y Domingo Alvarado; los tenientes Manuel Alemán, Agustín Díaz, Luis Díaz, Fernando Poucel, Joaquín Argaiz, José Espinosa y Agustín Peza, y los subtenientes Miguel Poucel, Ignacio Peza y Amado Camacho, con el sargento Teófilo Nores, el cabo José Cuéllar, el tambor Simón Álvarez, el corneta Antonio Rodríguez, y 37 alumnos de fila. Los cadetes tenían edades de entre los 13 a los 18 años. Cuanto todo había terminado, un oficial norteamericano observando el rostro de los cadetes muertos, dijo lleno de sorpresa: "¡Pero si son apenas unos niños!". Tal se dice fue el origen de la expresión "Los niños héroes".
FUENTE: GEOCITES